1. Una vez que se
convierta en propietario de su casa, no habrá un arrendador a quien llamar para
que realice los arreglos necesarios. (menos tranquilidad)
2. Cuando usted es
el propietario de una casa, es mucho más difícil mudarse: no puede simplemente
recoger sus cosas e irse.
3. Por lo general,
vender una vivienda requiere tiempo (y algunos gastos). Si tiene previstos
cambios frecuentes en las circunstancias familiares y laborales, ser
propietario de la vivienda puede restringir su movilidad.
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